Boys don’t cry

•11 noviembre, 2011 • 2 comentarios

Cuando comencé a darle vueltas en la cabeza a estas líneas pensé que hacía mucho tiempo que no lloraba. Luego caí en la cuenta de que no era cierto, no hace mucho se fue mi abuela, apenas un par de meses. Ese día di rienda suelta a las lágrimas, y desde aquí quiero tener un recuerdo para ella. Una mujer fuerte a la que la vida no trató de forma justa. Una luchadora para siempre en mi recuerdo.

El caso es que si intentaba remontarme más atrás en el tiempo no alcanzaba a recordar la anterior ocasión en que rompí a llorar. Tenía la sensación de que las decepciones, los desengaños y los giros inesperados de la vida habían secado ya el pozo.

Es raro, no me cuesta confesar que siempre he sido un poco llorón, de lágrima fácil. No era para mi la tan manida frase «los chicos no lloran». Creí que una vez superada la treintena había llegado la hora de convertirme en uno de ellos. En uno de esos hombres que han sido un ejemplo para mi y que jamás he visto llorar, como mi padre o mis abuelos. Y no porque no hayan tenido motivos para hacerlo, imagino que es algo que va en las personas.

¿A que viene todo esto? Pues ni yo lo sé muy bien, pero después de muchos meses afrontando problemas, soportando presión, recibiendo malas noticias una tras otra e intentando aparentar que todo estaba bajo control, algo estalló. La mayor de las tonterías fue el desencadenante. Una pequeña discusión, algo que se rompe y minutos después, ya en soledad el dique se derrumba, y todo aquello que habías estado aguantando tanto tiempo sale como una catarata irreprimible.

No me siento orgulloso, pero tampoco me avergüenzo. No soy uno de esos tipos que estoicamente pueden pasar sin mostrar sus emociones. El caso es que lloré. Por una estupidez, pero esos minutos de debilidad me sirvieron para volver a coger las riendas de la situación. Ahora toca ir levantando de nuevo ese muro que contiene las emociones y pretende ser refractario a las agresiones.

Quizá todo sea síntoma de inmadurez, y que de verdad los hombre no lloran. Que todavía queda algo de aquel niño que una vez fui y que lloraba cuando se lastimaba una rodilla o cuando su madre lo castigaba por ser travieso. No me molesta, espero que ese chiquillo se quede ahí todo el tiempo que quiera.

Es posible que los chicos no lloren, como nos dijo The Cure en el tema con el que hoy os quiero dejar. También es posible que esos chicos, cuando lloran, lo único que hacen es dejarnos ver el niño que aún llevan dentro.

I would say I’m sorry
If I thought that it would change your mind
But I know that this time
I’ve said too much
Been too unkind

I try to laugh about it
Cover it all up with lies
I try and
Laugh about it
Hiding the tears in my eyes
‘cause boys don’t cry
Boys don’t cry

I would break down at your feet
And beg forgiveness
Plead with you
But I know that
It’s too late
And now there’s nothing I can do

So I try to laugh about it
Cover it all up with lies
I try to
laugh about it
Hiding the tears in my eyes
‘cause boys don’t cry…

La otra cara de «Born to run»

•23 junio, 2011 • Deja un comentario

Corría el año 1975 cuando vio la luz una de las portadas más emblemáticas de la era dorada del rock de estadio. Ésta no era otra que la del célebre «Born to run» de Bruce Springsteen. En ella podíamos ver a un jovencísimo «Boss» posando con su inseparable Fender Telecaster apoyado en alguien.

Debíamos girar el disco para ver que ese apoyo no era otro que Clarence «Big Man» Clemons, saxofonista de la E-Street Band, tristemente fallecido esta misma semana.

Dicen lo expertos que la carrera de Springsteen no sería la misma sin esta foto. Seguramente así sea. Desde luego, el sonido del de New Jersey nunca hubiese sido el mismo.

Clemons fue parte fundamental de la banda, quizá su representante más visible, y el principal partenaire de Springsteen en el escenario durante más de treinta años. Siempre recordaremos al saxofonista de Norfolk por el modo en que llenaba el escenario, no sólo con su enorme corpachón, sino con su carisma y energía cuando las guitarras daban paso a las contundentes notas de su saxo.

Fue en el año 1972 cuando Clemons comenzó su andadura con la E-Street. Springsteen siempre asoció ese hecho al tema «Tenth Avenue freeze-out», precisamente el segundo corte del disco antes mencionado. En la letra hace referencia al día que ambos músicos se conocieron, durante una ventisca en el un club de Ashbury Park. Este primer encuentro fue recordado por el de New Jersey durante el funeral, en el que pronunció unas palabras a los amigo presentes.

En el discurso recordó como Clemons había sido una persona compleja, y como del mismo modo, resultaba complejo en sus relaciones. Resultaba difícil ser querido por él, pero también añadió como superadas esas trabas ese afecto era incondicional. También apuntó como tuvo una vida completa y que exprimió al máximo. Eso fue lo realmente importante. En la biografía de Clemonds, su amigo dijo estas palabras sobre él:

“Clarence lived a wonderful life. He carried within him a love of people that made them love him. He created a wondrous and extended family. He loved the saxophone, loved our fans and gave everything he had every night he stepped on stage.»

Sus cenizas reporsaran en Maui por su expreso deseo. Nunca más las notas del saxo tenor de Big Man llenarán un estadio. Sus líneas tan características perduraran para siempre en esos temas que ya forman parte de la leyenda de la E-Street Band.

Disfrutemos una vez más con el sonido de Clemons, para ello recurriremos al tema que ya mencioné anteriormente. Big Man se ha ido, pero su música estará siempre con nosotros. Thank you Mr. Clemons.

Descanse en paz. Clarence «Big Man» Clemons. (1942-2011)

Tear drops on the city
Bad scooter searching for his groove
Seem like the whole world walking pretty
And you can’t find the room to move
Well everybody better move over, that’s all
Im running on the bad side
And I got my back to the wall
Tenth avenue freeze-out, tenth avenue freeze-out

Im stranded in the jungle
Taking all the heat they was giving
The night is dark but the sidewalks bright
And lined with the light of the living
From a tenement window a transistor blasts
Turn around the corner things got real quiet real fast
She hit me with a tenth avenue freeze-out
Tenth avenue freeze-out
And Im all alone, Im all alone
And kid you better get the picture
And Im on my own, Im on my own
And I can’t go home

When the change was made uptown
And the big man joined the band
From the coastline to the city
All the little pretties raise their hands
Im gonna sit back right easy and laugh
When scooter and the big man bust this city in half
With a tenth avenue freeze-out, tenth avenue freeze-out
Tenth avenue freeze-out…

When the stars go blue

•10 febrero, 2011 • 3 comentarios

Hoy he mirado al cielo. No parece gran cosa, lo sé. Pero lo he mirado de un modo que ya casi no recordaba. He visto las estrellas del cielo nocturno como hacía tiempo no las miraba. Me he tropezado casi de casualidad con la bóveda celeste bajo el frío del invierno y he revivido sensaciones muy lejanas.

Y es que hubo un tiempo en que hacía eso a diario, paseaba cada noche, ya fuese de invierno o verano, y adoraba las noches en las que podía ver las estrellas. Nunca fui un experto, pero si podía identificarla mayoría de constelaciones principales, ya fuera invierno o verano. Y no paseaba solo, como compañeros siempre mi perro y la música.

No quiero ponerme triste, mi fiel compañera ya no está, pero la música sigue ahí. No voy a negar que la he echado de menos y ha sido precisamente hoy, después de mirar a las estrellas, ya que hacía tiempo que no pensaba en ella. No es que me sienta culpable, otros han llenado el hueco que dejó, pero ella fue especial por ser la primera.

Y yo me pregunto: ¿Por qué en esta etapa de mi vida miro al cielo y no veo las estrellas? ¿Qué me impide disfrutar de ellas como lo hacía antaño? He intentado responder a esto varias veces, pero ninguna de esas respuestas me convence. Sigo teniendo quien me acompañe, pero éste no me exige salir a caminar de noche. He salido a cazar a la Luna en fotos, pero no he visto el cielo del mismo modo. Serán cosas de la edad, o de la vida, que nos cambian. Las prisas de esta sociedad, los desengaños. ¿Nos volvemos más pragmáticos y menos románticos? No encuentro un motivo.

Hoy he vuelto a ver Orión, me he fijado de nuevo en la estrella doble que forma parte de la Osa Mayor y que ya los chinos hace más de 2000 años utilizaban para diagnosticar la miopía. He localizado Casiopea, he tropezado con Venus y me ha costado encontrar otras constelaciones menos conocidas. He abierto una ventana al pasado por donde se han colado muchos recuerdos.

Recordé todo lo que formaba parte de mi vida en aquellos tiempos. Todas aquellas cosas que no están y que eran importantes. Más allá de las estrellas he echado un ojo a ese pasado por el retrovisor, y sí, me he entristecido un poco. He echado en falta cosas, pero más aún echo en falta a personas. De esto va para diez años, espero no olvidarlas nunca.

Y como siempre en mi afán de poner música a los momentos he pensado en esta pequeña joya de Ryan Adams. «When the stars go blue», tema que popularizaron Bono y The Coors, pero que yo prefiero en la versión minimalista del cantautor de Jacksonville. Os dejo con ella y os recomiendo que miréis al cielo, pero sobre todo que os fijéis en las estrellas.

Dancin’ where the stars go blue
Dancin’ where the evening fell
Dancin’ in your wooden shoes
In a wedding gown

Dancin’ out on 7th street
Dancin’ through the underground
Dancin’ little marionette
Are you happy now?

Where do you go when you’re lonely
Where do you go when you’re blue
Where do you go when you’re lonely
I’ll follow you
When the stars go blue…


Falling down

•30 diciembre, 2010 • 1 comentario

Bueno pues el año se termina, y como siempre en estas fechas toca hacer balance. En lo personal uno piensa en lo que fue, en lo que no fue y en lo que pudo haber sido. Y echando la vista atrás en este 2010 he decidido no hacer propósitos para el 2011, ya que los de este año que se va siguen sin cumplirse. Con lo cual, para no defraudarme por estas mismas fechas el año próximo, quizá mejor no crecerse con las expectativas.

Seguramente no sea un buen método, pero es tan válido como otro cualquiera. Haciendo un repaso muy por encima quedan algunos momentos muy buenos, y alguno que otro mejor no recordar. Pero no es algo exclusivo de este año, seguramente todos los venideros tendrán la misma tónica general. Entonces mejor no quejarse.

Seguro recordaré este año porque en él surgió este blog. Allá en el mes de Febrero nació como una vía de escape al aburrimiento de algunas tardes y desde entonces me ha hecho pasar muchos ratos muy buenos y me ha dado alguna que otra gran satisfacción. El caso es que si me hubiesen preguntado hace unas horas habría contestado que llevo mucho más tiempo escribiendoaquí. Hubiese jurado que llevo mucho más de un año, pero éste aún no se ha cumplido. Y no tengo ni idea del porqué de esta sensación.

El caso es que solo tengo palabras de agradecimiento a los que cada cierto tiempo echáis un vistazo a la página, a los que estáis ahí cada actualización y que me alentáis a seguir con el blog. Gracias a todos, de corazón. Seguiré volcado de lleno en la música, mi verdadera pasión y motor de todo esto.

Trascendiendo el tema personal, si por algo será recordado el año 2010 será por el gol de Iniesta que nos dio el Campeonato del Mundo allá por el mes de Julio. Sin duda, en mi opinión, el acontecimiento del año. En el aspecto positivo claro está, en el negativo este año se recordará por el terremoto de Haití, el incesante conflicto en Afganistán, el conflicto entre isrealíes y palestinos, la cada vez más patente crisis entre las dos Coreas, o la tan traída y llevada crisis monetaria que ha puesto en tela de juicio a la hasta ahora todopoderosa Economía de Mercado.

No se si es el juicio de un pesimista recalcitrante o que es al final hay más cosas malas que buenas por lo que recordad este 2010. Espero que
con vuestros comentarios señaléis los acontecimientos que han marcado el año, seguramente salgan muchos mejores que los que yo
puedo recordar de un modo rápido

En cuanto a lo musical, no puedo decir que haya sido un año maravilloso. Mi momento fue el BBK Live con Pearl Jam y Alice in Chains. Como discos me gustaría destacar «Backspacer» de Pearl Jam y el «Come around sundown» de Kings of Leon como lo mejorcito del año. Y mencionar la revelación que supusieron para mi Thrice y The Black Keys, sin duda lo más fresco de los últimos tiempos. Y en castellano como no, el maravilloso
Daiquiri Blues de Quique González y sus directos. Simplemente genial.

Muchos se me quedan en el tintero, seguro, y sería bueno acabar el año con vuestros comentarios eligiendo lo que para vosotros fue lo mejor de este 2010. Conciertos, discos, canciones, lo que sea. Espero que os animéis con vuestras opiniones.

Pues lo dicho, va cayendo el telón de otro año. Comenzará el 2011 y casi por ensalmo estaremos haciendo balance del año que viene. Y elijo para despedirme el tema de MUSE que da título a este post, «Falling down», que siempre me pareció perfecto para una despedida. Y porque capta bastante bien el regusto que me ha dejado el año que termina en el paladar. Una versión en directo, como casi siempre, en el
Astoria de Londres.

Espero que en el año que ya se acerca sigamos leyéndonos. Sólo me queda desearos lo mejor y daros las gracias.

I’m falling
down
And fifteen thousand people
scream
They were all begging for your
dream
I’m falling down
Five thousand houses burning down
No-one is gonna save this town

Too late
I already found what I was looking for
You know it wasn’t here No it wasn’t
here

I was calling your
name
But you would never hear me
sing
You wouldn’t let me begin
So I’m crawling away ‘Cause you
broke my heart in two
No, I will not forget
you…


My iron lung

•10 diciembre, 2010 • 1 comentario

Estaba tumbado junto a ti. Tan cerca que podía sentir tu respiración acompasada. Hacía un buen rato que dormías profundamente. Mientras, yo seguía en la penumbra las evoluciones de un mosquito en el techo blanco. Creo recordar que era verano por la temperatura, quizá el final de la estación. Recuerdo la tenue luz de la farola que entraba por la ventana.

Varias cosas inconexas cruzaban por mi mente en ese rato de paz absoluta. Algunas de ellas absurdas, otras no tanto. No recuerdo muy bien que clase de pensamientos eran. Tú seguías allí, profundamente dormida. Cualquier cosa podía esperar, nada parecía importante.

Unos segundos más y me levanté, movido por alguna extraña motivación decidí que era hora de irme. Me dirigí al baño y me di una larga ducha. Agua muy caliente y vapor. Recuerdo eso. También como salí del baño y me vestí. No se porque decidí no despertarte. Te habías girado, quizá al notar mi ausencia en el colchón, pero seguías sumida en un profundo sueño.

Seguramente de haber sabido que aquella era la última vez me hubiese despedido como merecías. Quizá me resistía a creer que no hubiese una última noche. Una despedida adecuada, un simple adiós. Nunca lo hubo. En la cocina un poco de café frío del día anterior, un par de sorbos y acabó en el lugar que merecía, como una mancha negra en el fondo del fregadero.

Volví al cuarto. No me acerqué. Ya eras poco más que una silueta en la penumbra. Me giré y a los pocos segundos no recordaba tus ojos, ni tus labios. Aquel largo pasillo me pareció eterno. Cuando llegué a la entrada ya no quedaba nada del tacto de tu piel en mi cabeza, ni de tu aroma. Ya sólo había un ligero ruido de fondo. Aún no era lo suficientemente claro para distinguirlo.

Abrí aquella puerta rebuscando unas llaves en el bolsillo. No sabía a dónde me dirigía, no recordaba nada de aquella noche. Ya no recordaba tu cara, prácticamente nada de ti. Ya eras un punto lejano en mi mente. Nos separaba mucho más que aquel simple pasillo.

De pronto, al oír cerrarse tras de mi la puerta caí en la cuenta. El ruido comenzó a hacerse más claro y reconocible. La luz seguía siendo tenue, pero el lugar era mucho más familiar. Mi cuarto, mi equipo de música, su luz azulada… Aquella canción.

Ya no quedaba nada de ti. Sólo un regusto amargo en la boca y una sensación de desasosiego como de no haber dormido nada. Una breve mirada al reloj. Las 5:48 a.m. y la consciencia justa para identificar el tema de fondo. Podía volver a dormir, intente buscarte pero nunca más te volví a ver. Cada noche me arrepiento de no haberte despertado, de dejar pasar un último beso, una última caricia. Quién iba a imaginar que no habría próxima vez.

Te seguiré buscando cada noche, algún día quizá coincidamos, ni siquiera sé si te reconoceré. En la calle, en un bar, en una noche de tormenta, o en alguna pesadilla. Una cosa es segura, tú eres la chica de mis sueños. Mientras llega esa noche un eco resuena en mi cabeza… «You don´t mean it but it hurts like hell»

Faith you’re driving me away
you do it everyday
you don’t mean it but it hurts like hell
my brain says I’m receiving pain
a lack of oxygen from my life support
my iron lung

We’re too young to fall asleep
too cynical to speak
we are losing it can’t you tell?
we scratch our eternal itch
A twentieth century bitch
and we are grateful for our iron lung

The headshrinkers
they want everything
my uncle Bill
my Belisha beacon

Suck, suck your teenage thumb
toilet-trained and dumb
when the power runs out we’ll just hum
this this is our new song
just like the last one
a total waste of time
my iron lung…


Point Blank

•19 noviembre, 2010 • 1 comentario

Aparqué mi coche lejos del ruido del tráfico aprovechando que el aparcamiento era grande y había pocas plazas ocupadas. La lluvia arreciaba fuera, y la perspectiva de pasar una noche agradable en cuanto a lo climatológico se había disipado hacía rato ya. Otra cosa era lo que esperaba de aquella noche en otros aspectos, que tampoco era gran cosa.

Justo en el momento en que me disponía  sacar la llave del contacto, unas notas en un piano me hicieron detenerme. Me paré a escuchar y acto seguido tuve que subir el volumen del equipo de música. Bruce Springsteen acababa de hacer acto de presencia aquella noche. Habían sonado ya varios temas del disco durante el viaje que me llevó a aquella plaza de parking, pero aquel tema era especial.

Sí, era «Point blank» del álbum «The river». En los seis minutos largos de duración del corte vinieron a mi mente varias cosas. Recordé cómo un amigo la definió hace ya tiempo como su favorita de Springsteen, a la altura de «Lost in the flood» incluso. Recuerdo sus palabras exactas. Me vino a la mente aquel concierto en Gijón, también en aquella época. Y como no, el día que compré ese disco, «The river». Únicamente porque el tema homónimo era  mi favorito por aquel entonces, y  sin saber que esa canción estaba allí.

No hace mucho se cumplían treinta años de la publicación del mismo, somos de la misma generación. Por eso, porque en él también se encuentran joyas como «Hungry Heart» o «Ramrod» es uno de mis favoritos. Además, creo que fue el primero que escuché de Springsteen, pero no podría asegurarlo.

Se produjo una catarata de recuerdos y sensaciones, y todo por el pequeño gesto de no parar la música y dejar un tema ir hasta el final. Un gesto de respeto a la música que lo frenético de los tiempos que nos toca vivir nos permite hacer cada vez menos. Es posible que lo oscuro de la noche, o lo que me esperaba fuera ayudasen a que esperase esos seis minutos en el interior de mi coche. No estoy seguro…

Cuando el tema terminó apagué el contacto y me dispuse a salir. Aún llovía y subí la cremallera de mi abrigo, me ajusté los cuellos y me dirigí al bullicio de la ciudad. Para hacer más cinematográfico el momento pensé en que debería encender un cigarrillo protegiéndolo de la lluvia con mi abrigo, pero no pudo ser perfecto porque no fumo…

Una cosa si quedó clara en ese preciso instante, nada de lo que me ofreciese la ciudad aquella noche iba a mejorar aquellos largos seis minutos, y la calidad de la música tampoco sería la misma. Os dejo que juzguéis vosotros mismos…

Once I dreamed we were together again
baby you and me
Back home in those old clubs the way we used to be
We were standin’ at the bar
it was hard to hear
The band was playin’ loud and you were
shoutin’ somethin’ in my ear
You pulled my jacket off and as the drummer counted four
You grabbed my hand and pulled me out on the floor
You just stood there and held me,
then you started dancin’ slow
And as I pulled you tighter I swore I’d never let you go

Well I saw you last night down on the avenue
Your face was in the shadows but I knew that it was you
You were standin’ in the doorway out of the rain
You didn’t answer when I called out your name
You just turned, and then you looked away
like just another stranger waitin’ to get blown away

Point blank, right between the eyes
Point blank, right between the pretty lies you fell
Point blank, shot right through the heart…


Making movies, 1980

•13 noviembre, 2010 • Deja un comentario

Hace un rato, menos de lo que dura el disco del que quiero hablar hoy, entré en mi habitación dispuesto a hacer alguna cosilla con el ordenador mientras escuchaba un poco de música. Nada fuera de la rutina, pero me acerqué a la estantería de mis discos y cogí uno al azar. Una costumbre que tengo un tanto perdida debido a uno de los mayores inventos de lo que va de siglo, que no es otro que el Spotify.

No me gusta abandonar a mis discos, pero tampoco voy a ir en contra de los tiempos, no sería lógico. Elegí, sin un motivo especial el «Making movies» de los inigualables Dire Straits. Quizá el hecho tuvo que ver con que llevo varios días hablando de ellos en distintos lugares. Bueno pues cogí la caja y comencé el ritual de siempre. Abrir la bandeja del equipo, sacar el CD y darle al play ajustando previamente el volumen. Siempre una ojeada tanto a la imagen del CD como a la parte inferior buscando algún desperfecto.

Empieza a sonar «Tunnel of love» y me siento a disfrutar un poco de la música. Como siempre un vistazo al libreto, uno de esos placeres que sólo los discos originales proporcionan, y de pronto me asalta una fecha. 1980. Puede parecer algo arbitrario, pero para los que no me conocéis he de deciros que es mi año de nacimiento.

Sigo ojeando el libreto, nada tan sofisticado como los actuales, en aquel año es diseño no era tan importante… Aquel año, 1980. Una portada roja, el título sobre un fondo azul. Ni la tipografía llama la atención. Dentro las letras de los temas y alguna buena foto en blanco y negro. Le doy la vuelta por completo, Vertigo records y de nuevo 1980…

Nunca me había llamado tanto la atención, me había percatado de que tengo muchos discos anteriores a la fecha de mi nacimiento, incluso tengo alguno encargado que aún no obra en mi poder muy anterior a ella. Pero ver el año de mi nacimiento en el disco me ha dado que pensar. Puede que parezca una tontería, pero cuál es el motivo por el que tengo estos discos…

Crecí con mis tías y recuerdo escuchar a los Dire cuando aún la música me importaba muy poco. Cuando su cuarto era un lugar misterioso y prohibido al mismo tiempo, donde había discos que no podía ni tocar. Recuerdo discos de los Dire, de Elvis Presley, un equipo de música y una canción que me encantaba… «Great balls of fire» de Jerry Lee Lewis y como no, la portada de un disco que pertenecía a la banda sonora de una película con Lewis subido sobre un piano blanco.

Recuerdo libros que aún no era capaz de leer, libros como «El señor de los Anillos», «El hobbit» o las «Crónicas de la Dragonlance». Las primeras novelas de espías de Ken Follet, «La clave está en rebeca», «Triple»… Todos esos libros que me marcaron cuando varios años después cayeron en mis manos y devoré uno tras otro en las largas tardes de invierno, cuando llegaba de clase y estaba solo en casa.

Si me gustan los Dire Straits, Bruce Springsteen, Bob Dylan o incluso Joaquín Sabina de seguro tengo que agradecérselo a ellas. Quince y catorce años mayores que yo respectivamente. Seguramente mis gustos fueron en gran parte modelados por los suyos. Por todas aquellas cosas que había en el cuarto y que para mí eran «lo prohibido», que no «lo inaccesible». Supongo que será un fenómeno más de hermanos, pero por suerte o por desgacia yo no tengo. No tengo duda de que ellas fueron el sustituto más adecuado. Nunca los eché de menos.

Todo esto me ha recordado esa fecha, esa carátula que no tiene nada especial y que estaba ahí. Entre aquellas cintas y discos que para mi eran la cumbre. Entre los libros que me atraerían tanto después en el que luego fue mi cuarto.  Todo eso me trajo a la cabeza el mero hecho de coger un disco de 1980. Desde aquí quiero darles las gracias a ellas, seguramente sin ellas no sería la ni la mitad de lo que actualmente soy.

Acabaré estas líneas con un tema de los que integran ese maravillosos disco, «Romeo and Juliet». Se lo dedico a ellas, y una persona también especial, que nos trajo el año 1980 y que me hizo recordar hace escasos días esta canción. Ella lo sabrá… no necesito dar nombres. Un beso desde aquí…

A lovestruck Romeo sings a streetsuss serenade
laying everybody low with a lovesong that he made
finds a convenient streetlight steps out of the shade
says something like you and me babe how about it?

Juliet says hey it’sRromeo you nearly gimme a heart attack
he’s underneath the window she’s singing hey la my boyfriend’s back
you shoudn’t come around here singing up at people like that
anyway what you gonna do about it?

Juliet the dice were loaded from the start
and i bet and you exploded in my heart
and i forget i forget the movie song
when you gonna realize it was just that the time was wrong Juliet?


Gone

•9 noviembre, 2010 • 1 comentario

Siempre consideré una despedida como un momento duro,  como algo difícil de afrontar. Nunca me han gustado y siempre he procurado irme sin hacer mucho ruido. Sigilosamente, y cambiando el «adiós» por un simple «hasta luego».  Aun a sabiendas de que ese «luego» pudiese suponer mucho tiempo.

De ese modo la despedida, la partida, era algo más llevadera. Tanto para el que se iba como para el que se quedaba. Es posible que se tratase de un artificio de escasa utilidad, de una mentira piadosa, pero en momentos de debilidad cualquier cosa a la que aferrarse sirve.

Pero con el paso del tiempo, cada vez veo más factible una partida sin dejar nada atrás. Una huida sin ni siquiera mirar por encima del hombro. Nada de sigilo, me refiero a una de esas despedidas dejando atrás todo hecho añicos. Dar un portazo a una hoja de vidrio que explote en miles de fragmentos cayendo al suelo con el mayor estrépito.

Sería una forma de cerrar una etapa. De dar carpetazo a una época. Salir de ella por la puerta trasera, sí, pero haciendo todo el ruido posible. Una huida hacia adelante en un lago helado que se resquebraja bajo tus pies. Y es que uno piensa en hacer una despedida más llevadera cuando le importa todo lo que deja atrás. Con el tiempo, las decepciones, el deterioro y el vacío hacen que todo importe menos.

Es triste, pero es así. Tan duro como inevitable me temo. Porque cuando llegas a ese punto en que tienes que preguntarte qué queda de todo aquello que fue, es que no queda nada por lo que preocuparse.

Despedida, huida, romper con todo y con todos. Podéis llamarlo como queráis. No hay paños calientes que poner a algo así. ¿Qué queda cuando parece que no queda nada? Ni lo sé ni me interesa.

Algunos escribimos líneas intrascendentes sobre este tema. Otros hacen obras de arte que llevan semanas dándome vueltas en la cabeza. Ahí tenéis una muestra de ello…

No more upset mornings
No more trying evenings
This American Dream I am disbelieving
When the gas in my tank feels like money in the bank
Gonna blow it all this time, take me one last ride
For the lights of this city, they only look good when I’m speeding
I wanna leave em all behind me cause this time I’m gone
Long gone,
This time I’m letting go of it all
So long,
This time I’m gone

In the far off distance
As my taillights fade
No one thinks to witness but they will someday
Feel like a question is forming
And the answer’s far
I will be what I could be
Once I get out of this town

For the lights of this city
They have lost all feeling
Gonna leave em all behind me cause this time I’m gone
Long gone,
This time I’m letting go of it all
So long,
Long gone, I’m letting go of it all
Yeah, This time I’m gone

If nothing is everything
If nothing is everything I’ll have it all
If nothing is everything then I will have it all…

Origin of symmetry

•4 noviembre, 2010 • 1 comentario

Un buen día Matthew Bellamy decidió decirle a su amigo Chris Wolstenholme que iban a formar un grupo, pero que debía aprender a tocar el bajo porque ya tenía un batería, Dominic Howard. No se qué pensaría Wolstenholme en ese momento, pero Bellamy debió ser convincente porque aprendió a tocar el bajo de manera magistral, y el grupo que surgió allá por el año 1994 fue MUSE.

Procedían del condado de Devon, y comenzaron llamándose Rockett Baby Dolls. Con este nombre y una estética glam ganaron un concurso de bandas local en el que destrozaron sus equipos. Ahí comenzó el despegue.

Recuerdo perfectamente como escuché por primera vez a MUSE. Corría el año 2002 cuando estudiando en la biblioteca, colgado de mi Discman como era habitual, uno de los vecinos de estudio apareció con el disco «Origin of Symmetry». La biblioteca acababa de adquirirlo y ponerlo en la sección de novedades, y mi amigo, que ya lo había escuchado me lo recomendó.

Desde el primer corte fue un descubrimiento. «New Born», algo nuevo y fresco. Sonaba a una gran banda y mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que sólo eran tres integrantes. Me llamó poderosamente la atención, tanto que acabé adquiriendo el disco poco tiempo después y su primera obra, el conocido «Showbiz».

Seguí con atención la carrera del grupo. Y bastó un concierto descargado de internet, en Glastombury en el año 2004, para darme cuenta de lo grandes que eran. Del directo tan arrollador que tenían y que Matt Bellamy era un animal de escenario. Algo que corroboraron en su directo más famoso, el HAARP, un DVD en directo de su concierto en Wembley. Lo recomiendo encarecidamente.

Dos discos más para seguir creciendo «Absolution» en el 2003 y «Black holes & revelations» en el 2006. Para mi éste último el mejor de la banda. Siempre sorprendentes, innovadores y con una capacidad apabullante. Con respecto al último álbum las críticas fueron dispares, o te encanta o lo odias. A mi por supuesto me encanta. MUSE debía ir un paso más allá y lo consiguió… A mi no me dejó indiferente. Incluso las tan criticadas tres partes de «Exogénesis» me parecen brillantes.

Si tengo una cuenta pendiente con la banda de Bellamy es no haberlos visto en directo. Algo que tengo que arreglar y que espero que suceda más pronto que tarde, ya que el directo es la gran baza de MUSE. Algo que va más allá de la música para convertirse en un espectáculo audiovisual. Una singularidad que me recuerda a las grandes bandas de estadio como Pink Floyd.

No se bien a que se debe que haya tardado tanto en escribir un post dedicado a MUSE, seguramente porque nunca sé con que tema de la banda quedarme. Lo que está claro es que son uno de mis favoritos de los últimos tiempos. Como no podía ser de otro modo voy a escoger un tema suyo en directo en Glastonury, pero esta vez en la edición del 2010 del mítico festival. Os dejo con uno de mis temas favoritos, perteneciente al disco «Absolution», os dejo con «Hysteria»…

It’s bugging me, grating me
and twisting me around
yeah I’m endlessly caving in
and turning inside out

‘Cause I want it now
I want it now
give me your heart and your soul
and I’m breaking out
I’m breaking out
last chance to lose control…


Thunder Road

•26 octubre, 2010 • 1 comentario

Tengo poco tiempo estos días para escribir, y es que cuando el negocio familiar es una floristería pues el mes de octubre es un poco de locos. Y la última semana, que empezó ayer es todavía peor. Pero en estos momentos libres, en lugar de descansa un poquito hoy me apetecía escribir. Un poco como actividad liberadora, para desconectar un poco de tanta flor y tanta clienta exigente.

El caso es que en estos días escucho mucha música. Conecto el iPod y me tiro horas y horas con la música para hacer más llevaderas las madrugadas pinchando flores y haciendo arreglos. Muchas horas y muchos discos. Y también muchas discusiones, ya que no a todo el mundo le gusta lo mismo que a mi y suelo hacer muy pocas o casi ninguna concesión a la pachanga.

Es cierto que no tengo una música favorita para cuando trabajo. Pero hay canciones que cuando estás ya muy cansado parece que te  levantan el ánimo. Y me suele pasar con canciones míticas de Springsteen, con alguna de esas canciones épicas de Pearl Jam, con MUSE y con algun que otro grupo de ese estilo. Música vigorizante y revitalizante.

Ahora mismo estaba subiendo discos al iPod para llevármelos esta tarde, intentando hacer una selección que contentase a más de uno, pero comparando la lista que tenía antes con la que acabo de sincronizar apenas hay diferencias. A lo sumo cuatro discos, lo que me llevará a las discusiones de siempre.

A la clásica critica de que no se poner ni una sola canción alegre, o que solo me gusta el rock. Comentarios que rechinan un poco cuando pones a los Beatles, en fin… El caso es que no sería nunca un buen DJ y en días como estos se pone de manifiesto. Y mucho menos cuando el público quiere rancheras.

No me extiendo más porque tampoco pretendía otra cosa que escribir unas lineas, nada trascendente. Os pongo un tema de Springsteen en directo en Barcelona, uno de esos revitalizantes. En el video «Thunder Road» y sobran más palabras…

The screen door slams
Marys dress sways
Like a vision she dances across the porch
As the radio plays
Roy orbison singing for the lonely
Hey that’s me and I want you only
Don’t turn me home again
I just can’t face myself alone again
Don’t run back inside
Darling you know just what Im here for
So you’re scared and you’re thinking
That maybe we aint that young anymore
Show a little faith, there’s magic in the night
You aint a beauty, but hey you’re alright
Oh and that’s alright with me…